Entradilla

El presente blog ha sido creado en el ámbito de la clase de "Médias et expresión" del segundo año de Master en Traducción impartida por el profesor Carlos Muñoz Mendoza en el Institut Libre Marie Haps de Traducteurs et Interprètes de Bruselas. Si quieres saber más a proposito de dicho Instituto, sigue esta dirección http://www.ilmh.be/

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martes, 3 de enero de 2012

Breve historia del cine español


 La historia del cine empieza en el año 1895 tras la invención de una serie de técnicas cinematográficas y particularmente gracias a los progresos de los hermanos Lumière qui inventan el cinematógrafo aquel año. Aunque España no se encuentra preparada para desarrollar una técnica tan moderna por su situación económica, se interesa al fenómeno sin demora con la dirección de las primeras películas en 1897 y la creación de los primeros estudios cinematográficos en 1909 en Barcelona y en Madrid. Un año después se publica la primera revista española sobre el tema : Arte y Cinematografía.


La historia del séptima arte en España se asocia estrechamente con los acontecimientos políticos y sociales que se desencadenaron en el país a lo largo del siglo XX : el cine se desarrolló mucho más lentamente a causa de la larga dictadura franquista y de la censura aplicada en las artes y en los medios de comunicación. Además, al contrario de muchos países europeos, España no participó en ninguna de las dos guerras mundiales pero asistió a golpes militares, a una guerra civil, a un régimen dictatorial que perduró hasta los años setenta y a un periodo de transición a la democracia y a la modernización muy rápida que implicó una transformación vertiginosa del país, incluso en el cine.
Las primeras manifestaciones son documentales y reportajes sobre actualidades. Pronto aparecen las películas de ficción de géneros variados: cómicos, dramáticos, de aventuras y géneros propios como la zarzuela, la españolada y los seriales. Fructuoso Gelabert dirige la primera película de ficción: Riña en un café (1897).

A principios del siglo XX, Segundo de Chomón destaca como gran director del cine mudo español y técnico de trucajes en películas. Trabaja la mayor parte de su carrera en Francia, la patria del cine en aquella época. Es un maestro en el uso de maquetas, todo tipo de efectos y recursos visuales que dan interesantes resultados en sus películas, Choque de trenes (1902), Eclipse de sol (1905) y El hotel eléctrico (1908).



Barcelona es el primer motor cinematográfico español y varios cineastas extranjeros vienen allí para rodar, como Max Linder o Gérard Bourgeois que crea la primera superproducción La vida de Cristóbal Colón y su descubrimiento de América (1916), un coproducción entre España y Francia que alcanza un presupuesto espectacular para la época que se estima a un millón de pesetas. La producción catalana estrena algunos éxitos notables del cine mudo tanto en España como al extranjero gracias a directores como Ramón de Baños, Ricardo de Baños (Don Juan de Serrallonga (1910) y Sacrificio (1914)), José Gaspar Serra (Semana trágica en Barcelona (1909)) entre otros.
Desde finales de los años diez, se va produciendo lentamente el traspaso de Barcelona a Madrid de la principal actividad cinematográfica española.

En los años veinte, las obras pioneras como las zarzuelas ceden el paso a la vanguardia española. A finales de la década, el maestro aragonés del cine surrealista Luis Buñuel realiza su primera obra maestra, un cortometraje de 16 minutos muy famoso que se llama El perro andaluz. Lo escribe con el pintor Salvador Dalí basándose en el juego de los cadáveres exquisitos y de los sueños de los guionistas. Sólo en el año 1929, se ruedan 57 largometrajes en Madrid.


Pero la revolución cinematográfica de los años veinte es sin lugar a dudas la aparición del cine sonoro en 1927, cuatro años después de que se dé el último toque en la ciudad de Nueva York (con primeras proyecciones comerciales de películas sonoras). Esa aparición sorprende a la industria cinematográfica española ya que ninguna productora cuenta con medios técnicos, económicos y profesionales.

Como respuesta a esas nuevas necesidades, surgen productoras locales a principios de los años treinta, algunas controladas en parte por inversores extranjeros (por ejemplo CEA - Cinematografía Española Americana) y otras puramente españolas como Filmófono (co-creada con Luis Buñuel) o Cifesa, una productora valenciana. Frente a los trastornos políticos de los años treinta, esas productoras toman parte en el debate eligiendo su bando. Se realizan películas y documentales centrados en la situación política como por ejemplo Madrid se divorcia (1935) dirigido por Alfonso de Benavides y que trata del tema del divorcio, aprobado por ley en 1932.



Así pues, los debates políticos se convierten en temas de cine español y ese fenómeno se intensifica con la guerra civil en 1936. La producción de películas comerciales disminuye en beneficio de los documentales y de las películas de propaganda. Las fuerzas políticas y sindicalistas toman posesión de esa herramienta mediática y la revolución española cree un cine militante, que transmite valores y que intenta movilizar a la opinión pública. El cine se coloca al servicio de la propaganda bélica.

A finales de la guerra, el bando franquista vencedor destruye millares de cajas con grabaciones con el ánimo de eliminar las muestras del cine republicano, por lo que gran parte de esa producción se ha perdido para siempre. También hay que sumar el exilio de directores, actores, etc. como Buñuel. El poder vigente utiliza el cine para hacer propaganda de su ideología oficial, del adoctrinamiento nacional-católico. El cine español a principios de los años cuarenta se caracteriza por la defensa de los valores del fascismo: apología de la raza, de la patria, importancia de la familia y de la tradición religiosa y moral, los temas fundamentales del régimen de Franco. Al contrario se evitan los temas relacionados con la guerra y los temas políticos.

Así, con la llegada al poder del Caudillo en 1939, el cine español entra en el periodo más trágico de su historia, con una producción que se reduce al máximo y aparece la censura con una serie de medidas legales de represión mediante una intervención aplastante del Estado (por ejemplo el doblaje obligatorio, impuestos, cuotas de pantalla, licencias de importación, etc.). Mediante el ministro de Interior y de Propaganda, todas las formas de creación del séptimo arte son controladas.
En 1941, bajo el seudónimo de Jaime de Andrade, el mismo Francisco Franco pone un guión a una película titulada Raza, una historia semi-autobiográfica de un oficial militar actuado por Alfredo Mayo, una película dirigida por José Luis Sáenz de Heredia.


Algunos otros géneros cinematográficos están de moda en la época como las películas que tratan de las cruzadas y de la religión en general. A pesar de la censura omnipresente, se constatan escasos intentos de producciones independientes, gracias a cineastas como Edgar Neville o Lorenzo Llobet-Grácia que estrena Vida en sombras en 1947.

A finales de los años cincuenta, el régimen franquista suprime en parte la censura y rompe un poco con el aislamiento. Así llegan inversores que se interesan al marco cinematográfico español y algunas películas comerciales tienen éxito al extranjero. Franco abre la vía a nuevas coproducciones con productoras extranjeras y provee decorados y mano de obra para los directores europeos y americanos que vienen a España para rodar sus películas, como los péplums y los spaghetti westerns: por ejemplo los rodajes en Almería de Por un puñado de dólares (1964) y La muerte tenía un precio (1965) ambas de Sergio Leone, con Clint Eastwood en el papel principal.




















Sin embargo, los espectadores españoles raramente pueden ver las versiones integrales de las obras sino versiones suavizadas. Por ejemplo, una sociedad francesa Eurociné implentada en España produce películas que cuestan poco pero que pueden reportar mucho dinero como las series Z, las películas eróticas y unas películas escalofriantes ; el mercado francés puede ver las versiones originales mientras los españoles descubren versiones sin violencia ni sexo, que no corren peligro de chocar a la población.

En los años sesenta, el cine es una vez más una herramienta del poder vigente, esta vez se le encarga el papel de demostrar la modernización que el gobierno intenta conseguir con una apertura tímida pero cada vez más creciente con el extranjero así como esfuerzos para ser reconocido internacionalmente. Para conseguirlo, el régimen aprovecha de la expansión económica para mejorar las infraestructuras y la calidad de las producciones cinematográficas. Así se desarrolla el cine comercial en el que predominan las comedias "a la española", obras baratas que tienen mucho éxito. Por supuesto las comedias todavía respetan los valores tradicionales del franquismo.
Por otro lado aparece el Nuevo cine español, una renovación cinematográfica que cultiva un realismo crítico con influencias de la Nouvelle Vague francesa. Algunos directores aparecen como Carlos Saura y su película Los Golfos (1959) ovacionada en el festival de Cannes pero que sólo se estrena en España en 1963 con la supresión de una escena de amor de diez minutos. Expatriado desde hace muchos años, Luis Buñuel vuelve a España para producir Viridiana (1961), una película muy provocadora que recibe la palma de Oro en el festival de Cannes así como una ovación unánime, pero que sin embargo está prohibida hasta 1977, dos años después de la muerte de Franco. En cuanto al cineasta Victor Erice, critica sutilmente la España de posguerra (civil) con su película El espíritu de la colmena (1973).





El periodo entre 1968 y 1975, antes del fin de la dictadura, representa la emergencia y la edad de oro del cine fantástico español. Ese género que se basa en parte en el model anglosajón tiene éxito en España gracias a un puñado de cineastas como Jesus Franco (Jesus Franco Manera) que produce Gritos en la noche (1962) y El secreto del Dr. Orloff (1964) o Narciso Ibañez Serrador que realiza La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976). Uno de los expertos del cine de terror fantástico se llama Jacinto Molina (más conocido como Paul Naschy), un director de cine pero también un actor en otras películas que las suyas y que populariza en España el hombre lobo, el conde Drácula, la momia etc.



















Con la vuelta de la democracia, el cine conoce un auge sin precedente con la explosión de la Movida (madrileña y luego española), un movimiento artístico que se caracteriza por una explosión de creatividad y de libertad en las artes en general (la moda, el teatro, el cine) pero también en la vida cotidiana (festiva y sexual) de los españoles. Se trata de una verdadera revolución cinematográfica, una respuesta después de décadas de opresión y Pedro Almodóvar se convierte en el máximo exponente de la Movida en el cine, con Pepi, Luci, Bomy y otras chicas del montón (1980), Laberinto de pasiones  (1982) y la famosa Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) (para una crítica de la última película, pulsa aquí) que expresan esa tendencia libertaria con provocaciones divertidas y ligeras, con un estilo anticonformista y independiente y que da a conocer el cine español en todo el mundo así como actores españoles como Antonio Banderas, Carmen Maura, Victoria Abril y por supuesto Penelope Cruz, entre otros.





La censura desaparece poco a poco después de la muerte de Franco y los directores de cine pronto realizan documentales que pasan por la criba la historia del país de las últimas décadas. Política, regionalismos, costumbres, todo es un fuente de inspiración para los cineastas. El fin de la censura dictarorial también permite el estreno de documentales prohibidos hasta entonces, como Canciones para después de una guerra dirigida de forma clandestina en 1971 por Salmantino Basilio que sólo se estrena en 1976.


Es conveniente notar el papel de Pilar Miró que ocupa el cargo de Directora General de Cinematografía desde 1982 hasta 1985 y que participa en el desarrollo del cine español después de la dictadura porque impulsa un cambio estructural de las infraestructuras cinematográficas. También es una directora de cine y un guionista talentosa.



Pedro Almodóvar abre camino a otros directores de cine talentosos que exploran nuevos universos y temas como Álex de la Iglesia que se interesa a la comedia burlesca de horror como lo demuestra su película El día de la bestia (1995) que ha ganado cinco premios Goyas o el cineasta chileno-español Alejandro Amenábar que explora el género fantástico con varias producciones exitosas: su primera película Tesis (1996) aclamada por la crítica y el público y que ha ganado varios premios (incluso el Goya de la mejor película), seguida por Abre los ojos (1998) (pulsar aquí para una crítica) con Eduardo Noriega y Penelope Cruz que tiene tanto éxito que luego es adaptada en Estados Unidos, Vanilla Sky (2001) con Tom Cruise y Penelope Cruz otra vez. Finalmente, triunfa con su película en inglés Los otros (The Others) (2001) con Nicole Kidman que es un éxito internacional.



Otros realizadores se enfocan más bien en los problemas sociales como la violencia y el paro, por ejemplo León de Aranoa (Los lunes al sol (2001) sobre el paro, con Javier Bardem), o Achero Mañas que realiza El Bola (2000) sobre los problemas familiares).



A nivel regional, vale también la pena citar a Julio Medem, autor de La pelota vasca, la piel contra la piedra (2003), un documental acerca de la situación del País Vasco y Navarra o Bigas Luna (Juan José Bigas Luna) que se ilustra como el representante del vanguardismo barecelonés con sus películas Jamón Jamón (1992) o La teta y la luna (1994).


La producción de películas en España pasa del 50 largometrajes en 1980 al 150 en 2006 con unos cuarenta documentales.

En 2007, El orfanato de Juan Antonio Bayona tiene mucho éxito en España así como REC, una película de horror innovador de Paco Plaza y Jaume Balagueró.



Por fin, es interesante conocer que entre las cincuenta películas españolas más vistas desde 1965 (año en el que el país dispone de un control de taquilla) 26 corresponden a la producción de los años sesenta, 10 a la de los setenta, 3 a la de los ochenta, 2 a la de los noventa y 9 a la de los primeros años del siglo XXI.

Glosario

* Zarzuela:  
adaptación cinematográfica de operetas, obra dramática y musical en que alternativamente se habla, se canta y a veces también se baila.
* Españolada:  
Espectáculo (también obra literaria) que exagera y falsea el carácter español. 
* Serial: 
Adaptación de textos literarios muy melodramáticos (drama popular caracterizada por el patetismo, el sentimentalismo y situaciones inverosímiles).
* Vuandardia: Conjunto de las escuelas o tendencias artísticas, nacidas en el siglo XX, tales como el cubismo, el ultraísmo, etc., con intención renovadora, de avance y exploración, desplegando recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión artística. Encontramos en el cine el expresionismo cinematográfico por ejemplo.
* Péplum:  
Género cinematográfico de grandes superproducciones que consiste en llevar a la pantalla obras de la antigüedad clásica, basadas en textos históricos o literarios.
* Spaghetti Western:  
Subgénero de películas de western que emergió a mediados de los años sesenta y que fue bautizado de esta manera porque son cineastas italianos quién produjeron la mayoría de las producciones.
* Serie Z: 
Derivado de serie B aún peor: producción de muy baja calidad, con poco presupuesto y actores no conocidos y poco talentosos. Ese término es a menudo peyorativo para hablar de producciones que no tienen interés.
* Nuevo cine español:   Se denominó así al grupo de películas realizadas por los nuevos directores salidos de la Escuela Oficial de Cinematografía bajo los auspicios de la Dirección General de Cinematografía. Quise ser un referente similar a los movimientos europeos como la "Nouvelle vague" francesa, el "Free Cinema" británico, el Nuevo Cine alemán e, incluso, como la vanguardia estadounidense o el "Cinema Nôvo" brasileño. Sin embargo, no llegó a ser un movimiento consolidado.  
Fuentes
http://cinemania.es/actualidad/noticias/10316/los-rodajes-mas-conflictivos-del-cine-espanol http://www.vidasdecine.es/index.html  http://www.prospectosdecine.com/detallecoleccion.php?id=11324
 

domingo, 18 de diciembre de 2011

Películas españolas: Abre los ojos

Abre los ojos
Dirección: Alejandro Aménabar
Estreno: 1997
Duración: 117 minutos
Género: Thriller psicológico
Actores: Eduardo Noriega, Penélope Cruz, Chete Lera, Fele Martínez, Najwa Nimri











Abre los ojos es una película dirigida por Alejandro Amenábar estrenada en 1997.

Cuenta la historia de César, un joven guapo y seguro de sí mismo que utiliza su belleza para conseguir todo lo que quiere, para disfrutar de la vida. Liga con muchas chicas y las deja plantadas al día siguiente. Lo caracteriza la falta de consideración con los demás, sobre todo con su mejor amigo.



Enseguida, César está encarcelado en un hospital psiquiátrico y que tiene problemas mentales importantes que un psicólogo intenta arreglar. Descubrimos que se sospecha que César ha cometido un asesinato.
Por eso el protagonista explica al doctor su vida antes de acabar en el hospital. Habla de su fiesta de cumpleaños y menciona a Muria, una ex novia de César con la que se ha acostado varias veces y que todavía está enamorada de él, pero al chico le importa poco ya que es poco respetuoso con las mujeres. Intenta ligar con la amiga de su amigo a pesar de que sabe que Pelayo está enamorado de ella pero no se atreve a decírselo.


Al día siguiente, Muria (que estaba espiando a César) le propone llevarlo a casa en coche y movida por los celos provoca una accidente en el que muere y César queda desfigurado, pierde su única cualidad, su belleza. Descubrimos cúando y por qué acaba en un hospital psiquiátrico gracias a sus recuerdos y a sus divagaciones.



A principios de la película, ya me parecía que yo iba a entrar en un universo muy especial. Amenábar explora el tema del sueño, el déja vu, la confusión entre el sueño y la realidad. Desde el principio, con la introducción de la película marca la pauta y destaca la importancia del título, el comienzo es realmente muy interesante.


Amenábar basa su película en las oposiciones y la transición violenta entre los flash backs de su vida de antes, una vida alegre de joven despreocupado que sólo tiene que preocuparse de las chicas, de las fiestas y de pasarlo bien con su amigo; y su vida actual en el hospital psiquiátrico.
La transición más violenta en tanto en cuanto hay un conflicto entre el sueño y la realidad, y la locura gana terreno a la razón de César.
Para citarle, dijo : “Me gusta el suelo, es lo único que me parece real. - Y lo demás, que te parece ? Lo demás es mentira, todo esto me parece mentira.”
Este mezcla entre la realidad y el sueño alcanza más al espectador gracias a los muchos flash backs del cineasta que intenta que estemos confusos. De vez en cuando, una escena posterior al sueño que nos parece real, resulta ser un sueño también.




El cineasta también explota temas transcendentes, con preguntas para incitarnos al pensamiento y discusiones filosóficas sobre el amor, qué es la felicidad, la relación con Dios, etc.
Pero el tema más importante en la obra es la belleza, la importancia que se le da al físico. César es lo que es gracias a su físico, cuando se encuentra feo, pierde todo incluso su razón.
La película habla de la vida de alguien después de un traumatismo, una minusvalía y plantea la cuestión de las razones y las maneras de seguir viviendo con normalidad después de un accidente. Hay que superarlo y seguir disfrutando de la vida.
Es una lucha entre la esperanza y el despecho.

En cuanto a las maneras de filmar de Amenábar, simplemente crea arte. Crea ambientes poéticos como el reencuentro entre César desfigurado y Sofia disfrazada de mimo bajo la lluvia en un parque, una escena muy preciosa.


Crea efectos muy interesantes vinculados al título de su película, unos efectos visuales, sobre todo de claroscuro, de juegos con las sombras, los colores y la máscara que César emplea para ocultar su fealdad.


El final es muy perturbador, pero muy interesante. No es de esperar. En la segunda mitad de la película, la historia es cada vez más confusa, ya que es César el que la cuenta, con sus recuerdos rotos. En las escenas “reales”, en las que vemos al psicólogo, entedemos que vuelve cada vez más loco sin saber realmente lo que ocurre, pero se explica todo al final de la obra. El misterio juega un papel clave y se consigue con elementos surrealistas. Para terminar con elegancia, se ve que el sueño tiene una preponderancia aún más importante que lo que se hubiera podio imaginar, y es muy perturbador porque las únicas escenas en las que podíamos apoyarnos, las escenas que parece pertenecer a la realidad y no a los recuerdos de César no son tan reales como parecen. Un final muy logrado.


Para ver o descargarse la película, pulsa aquí